Defendemos la ganadería extensiva, entendida ésta como el conjunto de sistemas de producción ganadera que aprovechan eficientemente los recursos del territorio con las especies y razas adecuadas, compatibilizando la producción con la sostenibilidad y generando servicios ambientales y sociales[1].
Esto debe ser conseguido a través de prácticas de gestión como la utilización de razas autóctonas, la movilidad del ganado, la reducción de insumos externos, el bienestar animal y el manejo de cargas ganaderas adecuadas a los recursos disponibles en cada territorio. Además, la ganadería extensiva debe cuidar el bienestar y calidad de vida de ganaderos/as y pastores/as.
Esta ganadería contribuye a generar:
- Productos de calidad, tanto en sus características nutricionales como organolépticas
- Servicios ambientales: paisaje de calidad, control de incendios, procesos de regulación (de los ciclos del agua, de la calidad del suelo,…) y diversidad (tanto de hábitats, como específica y genética).
- Conservación del patrimonio cultural e identidad territorial.